Pilar Dasí - Valencia/Barcelona, 31 de marzo de 2006 (ver nota 1)
Mientras inicio estas reflexiones, el 19 de Marzo, día del padre en todas las comunidades autónomas, pero para nosotros además el día, o mejor la noche de la crema, Valencia, mi ciudad, casi duerme –para dentro de un rato despertar para la traca final-- después de días de sol, lluvia, flores, mascletas, castillos de fuegos artificiales, fallas, bailes en la calle y momento iniciatico en la sexualidad y en la vida para muchos adolescentes.
Mañana, todos, volverán a ser estudiantes, trabajadores, jubilados. Y también mujeres, madres, hijas; hombres, padres, hijos. Todos juegan con la pólvora, todos participan de la fiesta, incluso aquellos que la viven con fastidio.
Y creo que Freud nos proporcionó la posibilidad de un saber respecto a porque los humanos juegan con la pólvora, porque lo que somos y lo que hacemos nos va constituyendo articulado con el síntoma y en el lazo social.
Y ese saber freudiano, además de su genialidad, nos muestra que aún así, se enredó y puso en manos de sus colegas la institución que abriría el psicoanálisis organizativamente en lo social. La publicación por Biblioteca Nueva de La correspondencia de Freud, las actas de las sesiones y el trabajo de documentación desarrollado a lo largo de años, nos permiten comprender que aún con los errores que conocemos, el psicoanálisis prendió en lo social.
Su triunfo fue en parte el fracaso de la eficacia de la transferencia y de la interpretación en las curas analítica de los postfreudianos y al mismo tiempo, algunos, alimentados por Freud, negaron al psicoanálisis, dando lugar a multitud de corrientes psicológicas que se sostienen precisamente en la referencia y la negación del texto freudiano: cognitivistas, sistémicos, gestal, psicodinámicos, etc.
Lacan, ubicado en un contexto social, ideológico y cultural diferente al de Freud, al principio trató de abordar la psicosis, pero también el texto freudiano (La familia) en los Seminarios que hacen serie. Y vivió las instituciones psicoanalíticas, cuyo testimonio poseemos, que ya eran consecuencia del despliegue de las teorizaciones freudianas y su organización colectiva (2).
Disponemos de los textos institucionales, o al menos de parte de ellos, y sobretodo disponemos de los manuscritos de su carta a Loewenstein en 1953. Y del 53 (3) (Escisión) al 64 (Excomunión) y del 64( 4) /67 (5) hasta el 80 (Disolución) y hasta su muerte. Y somos herederos de sus Seminarios y sus Escritos y podemos leer cada línea al bies y comprobar que transmitir los fundamentos del psicoanálisis, devolver la eficacia a la interpretación, dirigir las curas y formar a los psicoanalistas es su tarea fundamental y su anhelo. Hasta el final, hasta que pudo decir: ahora soy Otro por fin.
¿Qué pasó? Algunos, los más mayores, conocieron a Lacan, compartieron con él seminario, institución, análisis, teoría y cuando Lacan murió, se organizaron para seguir testimoniando de lo que en ellos había calado su persona, y su transmisión. Y creo que dejaron en suspense a ese último Lacan e hicieron un esfuerzo de transmisión sincrónica y diacrónica del texto lacaniano, de la lectura que Lacan hizo de Freud, de subsanar las dificultades de la forma de estar en lo social, del psicoanálisis mismo.
Y en España, nos encontramos toda una generación desarrollando un trabajo que visto desde hoy, debemos reconocernos. Seamos sinceros, en los años 80 había muchas cosas que hacer en España y nosotros elegimos hacerlo desde el psicoanálisis, como analizantes, como estudiosos y también organizándonos. Con la misma jugada, tratamos de entender el mundo, entender como eran los que nos rodeaban y entendernos a nosotros mismos. Y cambiar todo eso.
El Seminario del Campo Freudiano, primero en Barcelona en el 85 y después en Valencia, en el 86 y a partir de ahí, en todas las ciudades importantes de España, logró movilizar muchas cosas y a mucha gente.
Y llegó el 96 en Buenos Aires y después el 98 en Barcelona y muchos de nosotros decidimos o fuimos empujados a una elaboración provocada, para tomar las riendas de un nuevo proyecto: Los Foros de Psicoanálisis del Campo Lacaniano y la creación de su Escuela.
Tampoco fue fácil ¿Pero lo era acaso en la EEP o en la AMP? Pero hoy estamos aquí. Y desde un punto de exterioridad que me da mi propia historia, me resulta curioso que todos nos hemos preocupado de los mismos temas, de las mismas reflexiones, de la misma investigación, como si de un puzzle se tratará.
¿Pertinencia de una Escuela Lacaniana de psicoanálisis, hoy?. Toda pregunta lleva implícita una respuesta y por tanto pregunto a quien hace la pregunta que seguramente es la comisión del Espacio Escuela, pero al mismo tiempo, doy mi respuesta, quizás para seguir los pasos del compromiso que adquirí cuando era casi una niña y como escribí en otro sitio sobre Testimonios de la Guerra Civil, me llevaron de querer ser enfermera (para curar las heridas familiares), peluquera (para poner guapas a las mujeres), azafata (para conocer mundo), matemática (para entender la lógica de las cosas, para entender los matemas que sostienen la realidad social, personal, familiar), historiadora (por aquello de la memoria histórica), economista, abogada... de querer hacer todo eso, a ser psicoanalista, a anudar un síntoma, a abordar un fantasma, una vinculación al Otro, que es particular y al mismo tiempo hace grano de arena en el montón del no todo.
Si, es pertinente una Escuela Lacaniana de psicoanálisis, para seguir equivocándonos, para seguir discutiendo, para seguir trabajando, para seguir... vivos. Y al mismo tiempo no tendría –siempre aparece Kant-- que ser una necesidad, ni un ideal, sino un operador estructural, de la transmisión, de la clínica, de la formación de los analistas. Un operador para entender el siglo XXI, sus lógicas colectivas respecto al malestar y sus efectos sobre el sujeto.
Y la casualidad hace que cuando tenía que enviar estas notas, cuando el plazo que Manuel Baldiz nos dio se agotaba, cuando releía textos institucionales que me siguen emocionando, he leído en El País, hoy domingo 26 de Marzo de 2006, el artículo de Lola Galán.
Enmarcando una foto de Freud, que ocupa casi toda la página, y con un titular, Lo que queda de Freud, que queda desmentido por su mirada que nos habla, que nos interpreta, leo oportunismo y negación, leo cálculos coyunturales, leo cobardía y el desmentido de lo que Freud representa hoy, de lo que los lacanianos son hoy en España. Y entonces, siento que mis palabras de arriba me siguen convocando con responsabilidad y creo entender al Lacan del 53, del 64, del 67, del 80.
(1) Comunicación presentada en la Sección Interforos del Espacio Escuela del FPB el 31 de Marzo de 2006 convocada bajo el título: "Pertinencia de una Escuela Lacaniana de psicoanálisis, hoy".
(2) En efecto, J. Lacan destaca que las consecuencias derivadas de la naturaleza de las sociedades analíticas, ya fueron desveladas por S. Freud en su concepción de toda estructura de grupo (la iglesia y el ejercito). Pero al respecto teoriza, y esto es lo nuevo, que la consideración del sujeto supuesto saber, agregada a la comprensión de toda dinámica de grupo, incorpora nuevos elementos para pensar su incidencia en el psicoanálisis mismo y en los modos organizativos de los que nos dotamos, por lo cual es necesario poner en juego cómo articular después de un siglo de experiencia continuada lo que sigue inarticulado: la terminación, el objeto y la finalidad de un psicoanálisis.
(3) Los Estatutos de Nacht planteaban como cuestión de fondo la legitimidad de los didactas y su concepción de los conceptos de resistencia y transferencia, con relación a los análisis didácticos que la Sociedad sancionaba. Los de Lacan implicaban una concepción del psicoanálisis que en el contexto refiere al cuerpo fragmentado, diciendo que sus Estatutos son el instrumento de un espejo en el que quiera el cielo que anticipe su unidad. En ambos hay una diferencia radical en la lógica que les sostiene y que alcanza a la estructura política organizativa de que se dotan.
(4) El Acta de Fundación del 21 de Junio de 1.964 termina diciendo que "la Escuela es asunto de quienes, psicoanalistas o no, se interesan por el psicoanálisis en acto. A ellos se abre la Escuela para que pongan a prueba su interés no estándoles prohibido elaborar su lógica". Con esta enunciación Jacques Lacan invita a cada cual a descubrir los escollos y las promesas que se inauguran con su acto.
(5) La Proposición. “Solo es factible entrometerse en lo político si se reconoce que no hay discurso y no sólo el analítico, que no sea del goce, al menos cuando de él se espera el trabajo de la verdad”.