Donostia, sábado 1 de marzo 2014
Actividades relacionadas (más información en la web de la Federación de Foros del Campo Lacaniano en España):
Organiza: Foro Psicoanalítico del Pais Vasco (FPPV / EHFP)
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La Distinción de la causa del deseo a los objetos del deseo Lacan la realiza claramente en el Seminario X La angustia en el capítulo ocho. En ella nos dirá que la causa está detrás del sujeto y que
los objetos del deseo están delante. La causa empuja y los objetos atraen.
En el mismo Seminario Lacan nos presentará el esquema de la división del sujeto. Por el hecho de la entrada en el lenguaje, en el Otro, se producirá la división del sujeto, el sujeto barrado y un resto, el objeto a, que el viviente pierde por su entrada en el lenguaje.
Este objeto será su famoso objeto a, que lo considerará real, es decir ni imaginario ni simbólico, por lo tanto que no tiene ni imagen especular ni tampoco significante que lo pueda designar.
No es un objeto que entre en las coordenadas de la estética
transcendental. El deseo (la causa) está articulado (por el lenguaje) pero no es articulable (no se puede representar).
Este Seminario supone un giro importante en la enseñanza de Lacan ya que la causa de la castración va a ser el lenguaje, la entrada en el lenguaje y no el padre. En todo el desarrollo del Seminario no hay ninguna referencia al padre como agente de la castración y en cambio sí al final se refiere al padre como modelo de solución compensatoria de la castración y nos anuncia el próximo Seminario sobre Los nombres de padre.
Esa pérdida original por la entrada en el lenguaje, ese objeto a será el verdadero objeto causa del deseo. Objeto no aprehensible que el deseo y la angustia serán sus únicas traducciones subjetivas. Esta falta será la que empujará al sujeto hacia objetos de la realidad a fin de intentar compensar esa falta sin que jamás pueda ser colmada, por eso Freud al final de La Interpretación de los sueños dirá que el deseo es indestructible.
El sujeto va a intentar reparar esa pérdida original con los llamados objetos plus de gozar para paliar esa falta irrecuperable. Pero todos esos objetos que la realidad, es decir el discurso, pone a disposición del sujeto, aunque solo sean señuelos para el deseo, objetos plus de gozar de baratija (de toc), para que sean deseables deben de estar articulados con los objetos de la pulsión, con sus cuatro formas episódicas, oral, anal, escópica e invocante.
Pero de todas formas serán objetos indeterminados, intercambiables y comercializables sobre todo en el discurso capitalista. Así Lacan podrá decir se tiene un coche como una falsa mujer. Es decir están para ser mostrados.
En resumen, tal como lo hace Colette Soler en su curso 2008-2009 Les dits déprimés. El objeto causa es único, singular, es producido por el lenguaje, es a-sustancial y su efecto es una pérdida de
goce.
En cambio los objetos del deseo son múltiples, indeterminados, son productos producidos por el discurso, su sustancia puede ser cuádruple y producen un plus de goce.
Pero de todos los objetos del deseo, los objetos deseables, hay uno que es diferente, es el objeto sexual y para obtenerlo no es suficiente la operación del lenguaje que produce la pérdida genérica del objeto a. Es necesaria una operación suplementaria, la función paterna, que falicizará esa primera pérdida.
En la Cuestión preliminar, a partir de la metáfora paterna, Lacan simboliza el enigmático deseo de la madre DM, su presencia, ausencia, esa falta indeterminada se podrá transformar en castración fálica de la madre, en significación fálica. En esta época para Lacan igual que para Freud el padre será la causa de la castración y de la instauración de la ley del incesto. La prohibición de la madre constituirá a las mujeres como posible objeto sexual a partir de la sustracción de una.
Pero si en la época del 57-58, el padre, el significante del nombre del padre, será la causa de la castración ya no será lo mismo en el seminario de La angustia en los años 62-63. Será una solución. En el origen el deseo, como deseo del padre y la ley son la misma cosa.
Hablar de deseo del padre es hablar de un padre deseante, ya no se trata de un significante compatible incluso con la ausencia del padre, aquí es necesaria su presencia, su existencia. y prácticamente en la última página del seminario dirá: "en la manifestación de su deseo, el padre, por su parte, sabe a qué a se refiere dicho deseo". Y un poco más adelante "el padre no es causa sui, sino sujeto que ha ido suficientemente lejos en la realización de su deseo como para reintegrarlo a su causa, cualquiera que ésta sea, a lo que hay de irreductible en la función del a. No hay ningún sujeto humano que no deba situarse como un objeto finito, del que penden deseos finitos, los cuales sólo adquieren el aspecto de infinitizarse en la medida en que, al evadirse los unos de los otros cada vez más lejos de su centro, alejan al sujeto cada vez más de cualquier realización auténtica."
Desde este seminario en adelante, el padre, la función paterna, aparecerá como una solución ya que determina, hace finito el deseo y posibilita cualquier realización auténtica.
Con la entrada en el lenguaje, se produce una primera pérdida indeterminada, por medio de la función paterna y con la nominación podrá constituir un deseo que no sea anónimo.
Xabier Oñativia